La Gracia Soberana - D. L. Moody
miércoles, 24 de junio de 2009
En el ejercicio de su llamado de lo alto, el fiel embajador de Cristo no debe tener ningún escrúpulo para declarar todo el consejo de Dios, “trazando bien la palabra de verdad”, a todas las clases de oyentes. Él debe advertir al hombre abiertamente malo que si persiste en sus malos caminos, los juicios justos de Dios le darán alcance inevitablemente; él debe desenmascarar al hipócrita; él no debe pronunciar ninguna protesta dubitativa contra los caminos torcidos y desviados del egoísta y el oportunista. Pero si él entra en el Espíritu de su Maestro, ninguna parte de su trabajo público será más acorde o deleitable que la proclamación de la plena, gratuita, y SOBERANA GRACIA de Dios, manifestada hacia los hombres pecadores en el regalo de Su Hijo Eterno, para ser el Salvador del mundo.
Ha sido mi feliz privilegio en los años pasados decir abiertamente, como mejor pude, esta maravillosa historia de la gracia redentora. Las siguientes páginas registran las direcciones que yo he dado en los diversos aspectos de este gran asunto. Oro a Dios que en su forma impresa ellas puedan servir para ahondar en la mente del lector el aprecio de esta gracia, a la vez tan infinita como tan inmerecida.
El capítulo titulado “Un Repicar de las Campanas del Evangelio”, aunque no surge estrictamente del tema general, está en perfecta armonía con él; cada nota repicada está destinada a hacer resonar la invitación de gracia para “Venir” al Dios de toda gracia y ser bendecidos. Los Diálogos que forman la última parte del libro fueron oídos con mucho interés y provecho en algunas de las reuniones de Londres; yo pienso que la lectura de ellos será útil quitando muchos de los estorbos que impiden a los buscadores ansiosos aceptar sin retraso la salvación que Dios en Su gracia ha provisto a los pecadores hijos de los hombres.
Ha sido mi feliz privilegio en los años pasados decir abiertamente, como mejor pude, esta maravillosa historia de la gracia redentora. Las siguientes páginas registran las direcciones que yo he dado en los diversos aspectos de este gran asunto. Oro a Dios que en su forma impresa ellas puedan servir para ahondar en la mente del lector el aprecio de esta gracia, a la vez tan infinita como tan inmerecida.
El capítulo titulado “Un Repicar de las Campanas del Evangelio”, aunque no surge estrictamente del tema general, está en perfecta armonía con él; cada nota repicada está destinada a hacer resonar la invitación de gracia para “Venir” al Dios de toda gracia y ser bendecidos. Los Diálogos que forman la última parte del libro fueron oídos con mucho interés y provecho en algunas de las reuniones de Londres; yo pienso que la lectura de ellos será útil quitando muchos de los estorbos que impiden a los buscadores ansiosos aceptar sin retraso la salvación que Dios en Su gracia ha provisto a los pecadores hijos de los hombres.
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10:01 p. m.
Etiquetas: D. L. Moody, Doctrina, Gracia, Libros, Predicadores notables
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