Una piedra en la boca
domingo, 5 de abril de 2009
Todos nos encogeríamos tan solo de pensar en tener la boca llena de gravilla. Pero una piedra en la boca en realidad puede ser deseable, al menos ese parece ser el caso de las grullas que habitan las montañas Taurus del sur de Turquía.
Estas grullas tienden a cacarear mucho, sobre todo mientras vuelan. Todo ese ruido capta la atención de las águilas, las cuales se abalanzan sobre ellas y se las comen. Las grullas experimentadas evitan esta amenaza recogiendo piedras lo suficientemente grandes como para que les llenen la boca. Esto les impide cacarear. . . convirtiéndose así en el almuerzo de las águilas.
La gente también tiene problemas con la boca. El escritor de Proverbios dijo:
«El que guarda su boca, preserva su vida; el que mucho abre sus labios, termina en ruina» (13: 3).
«Los labios del necio provocan contienda, y su boca llama a los golpes» (18: 6).
¡Cuántos de nuestros problemas se podrían evitar si aprendiéramos a controlar nuestra lengua! ¡Cuánto del dolor que causamos a los demás se podría evitar si guardáramos el habla!
¿Tienes problemas con la lengua? Prueba esto: pídele ayuda al Señor. Piensa antes de hablar. Que tus palabras sean pocas. Seguir esa fórmula puede ser tan eficaz como una piedra en la boca.
Estas grullas tienden a cacarear mucho, sobre todo mientras vuelan. Todo ese ruido capta la atención de las águilas, las cuales se abalanzan sobre ellas y se las comen. Las grullas experimentadas evitan esta amenaza recogiendo piedras lo suficientemente grandes como para que les llenen la boca. Esto les impide cacarear. . . convirtiéndose así en el almuerzo de las águilas.
La gente también tiene problemas con la boca. El escritor de Proverbios dijo:
«El que guarda su boca, preserva su vida; el que mucho abre sus labios, termina en ruina» (13: 3).
«Los labios del necio provocan contienda, y su boca llama a los golpes» (18: 6).
¡Cuántos de nuestros problemas se podrían evitar si aprendiéramos a controlar nuestra lengua! ¡Cuánto del dolor que causamos a los demás se podría evitar si guardáramos el habla!
¿Tienes problemas con la lengua? Prueba esto: pídele ayuda al Señor. Piensa antes de hablar. Que tus palabras sean pocas. Seguir esa fórmula puede ser tan eficaz como una piedra en la boca.
SI NO PIENSAS LO QUE DICES PODRÍAS TERMINAR DICIENDO TODO LO QUE PIENSAS.
Tomado de renuevo de plenitud.
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