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Cómo tener un avivamiento espiritual en tu propia vida - Parte 3 - Charles Finney

viernes, 29 de mayo de 2009

(Tomado del libro REVIVAL LECTURES publicado por FLEMING H. REVELL COMPANY)

“ Haced para vosotros barbecho; porque es tiempo de buscar a Jehová, hasta que venga y os enseñe justicia” (Os. 10:12)


¡MAS PECADOS!

Pasemos a revisar los pecados de comisión.

1. Una mente materialista. ¿Cuál es tu actitud sobre tus posesiones? ¿Crees que son tuyas como si tuvieras derecho a hacer con ellas lo que quieras? Si es así, estás en pecado. Si has amado el tener cosas y has ido tras ellas para satisfacer tu lujuria o tu ambición, o si has hecho grandes tesoros para tu familia, entonces has pecado y necesitas arrepentirte.

2. Orgullo. Recuerda todas las veces que haz tenido orgullo, la vanidad es una forma de orgullo; recuerda cuantas veces has actuado con vanidad respecto a tu apariencia. Cuantas veces has pasado más tiempo arreglando tu cuerpo que preparando tu alma para ir a adorar a Dios. Has ido a las reuniones más preocupado de cómo te verán los demás, que de cómo ve tu alma el Dios que todo lo escudriña. Tal vez, mujer, te has preparado para ser adorada por los hombres más que prepararte para adorar a Dios. Quizás has provocado que se divida la admiración en la casa de Dios, atrayendo la atención en la casa de Dios con tus actitudes llamativas. No quieras aparentar que no te importa que la gente te vea, ¡Se honesta!, ¿Serias tan cuidadosa de tu arreglo si la gente fuera ciega y no te viera?

3. Envidia. Recuerda cuantas veces tuviste envidia de la gente que estaba por encima de ti. Tal vez envidiaste a los que parecían más talentosos y eran más útiles que tú. ¿No has envidiado tanto a alguien que quizás te sea difícil oír que alguien lo honra? ¿Te hace más feliz pensar en sus errores que en sus virtudes, y en sus fallas más que en sus aciertos? Se honesto contigo mismo y si le has dado cabida a este espíritu del infierno, arrepiéntete de todo corazón delante de Dios o nunca te perdonará.

4. Crítica. Escribe las veces en que has tenido amargura y has hablado acerca de los cristianos sin amor y sin caridad. El amor demanda que, en todo lo posible, siempre esperes lo mejor de cada situación, y que pienses lo mejor en cada situación ambigua.

5. Calumnia. ¿Cuántas veces has hablado de las fallas de los demás (ya sean imaginarias o reales) a sus espaldas, sin necesidad o sin tener alguna buena razón? ¡Esto es calumniar! No necesita que sea mentira lo que hablas para que sea calumnia. Decir la verdad con el propósito de lastimar eso es la calumnia.

6. Ligereza. Cuantas veces has actuado ligeramente delante de Dios. Cuantas veces has actuado de manera que no te hubieras atrevido a hacerlo delante de una persona respetable aquí en la tierra. Una de dos, o se te ha olvidado que hay un Dios, o has tenido menos respeto por Él, que el que hubieras tenido por un rey terrenal.

7. Mentir. Entiende lo que es mentir: es cualquier engaño intencionado. Si el engaño no es intencional, no es mentira. Pero si tú intentas dar una impresión que no tiene que ver con la verdad tal cual es, entonces mentiste. Apunta las veces que recuerdas haber hecho esto, y no le llames de otra manera, Dios le llama mentira y te acusa de mentir. Es mejor que te examines correctamente. Son incontables las mentiras que se dicen en los negocios y en la sociedad por medio de palabras, de apariencias, de hechos, cada uno de ellos diseñados para dejar la impresión de algo que no es la verdad.

8. Trampas y engaños. Escribe las veces que has hecho a otros alguna cosa que no te hubiera gustado que te hicieran a ti. Esto se llama engañar y hacer trampa. Dios ha dado una regla para todos los casos: “No hagas a otros lo que no quieras que te hagan a ti”, esa es la regla y si tú la rompes estás haciendo trampa. Date cuenta que la regla no dice que hagas a otros lo que “esperas” que hagan contigo, porque esta regla permitiría toda clase de pecados. La regla dice, “lo que quieras que hagan contigo”.

9. Hipocresía. Hipocresía en tus oraciones y en tus confesiones a Dios. Haz una lista de las veces que has orado por cosas que realmente no deseabas, sabrás que realmente no las querías cuando oraste por ellas porque cuando sucedieron no te acordaste que habías orado por ellas. ¿Cuántas veces has confesado pecados que realmente no tenías intención de dejar?

10. Robar a Dios. Haz una lista de todas las horas que Dios te ha dado para que lo sirvas y para que lleves a la gente a Cristo, y esas cosas tus las gastaste en cosas triviales, en conversaciones vanas, leyendo novelitas, viendo basura, o perdiendo el tiempo. ¿Cuántas veces has malgastado tus talentos o tu inteligencia en cosas vanas? Acuérdate las veces en que has gastado tu dinero en tus lujos, o en cosas que no necesitabas, que no reportaban nada para la salud, para el bienestar, o que no eran útiles. Quizás alguien gastó el dinero de Dios en cigarros. ¿Imagínese a una persona que se dice cristiana gastando el dinero de Dios en ese veneno!

11. Mal humor. Quizás le has faltado a tu esposa, a tus hijos, o tu familia, a los sirvientes o a algún vecino.

12. Impedir a otros ser útiles. Tal vez hayas debilitado la influencia de alguna persona por criticarla. De esa manera no sólo le robaste a Dios tus talentos, sino que también le has atado las manos a otros. Que siervo tan pecador es aquel que no solamente es flojo, sino que estorba a los demás. Esto se hace a veces haciéndoles perder el tiempo, otras, destruyendo la confianza en sí mismos. Has sido un juguete en las manos de Satanás y no sólo has sido flojo tú, sino que has impedido que otros trabajen para Dios.

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