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Cómo tener un avivamiento espiritual en tu propia vida - Parte 2 - Charles Finney

viernes, 22 de mayo de 2009

(Tomado del libro REVIVAL LECTURES publicado por FLEMING H. REVELL COMPANY)

“ Haced para vosotros barbecho; porque es tiempo de buscar a Jehová,
hasta que venga y os enseñe justicia” (Oseas 10: 12)




PECADOS QUE PARECEN PEQUEÑOS PERO SON GRANDES ANTE DIOS.


1.
La ingratitud. Toma este pecado y escribe todas las veces que recuerdas que recibiste alguna bendición de parte de Dios pero que nunca se lo agradeciste. ¿Cuántas ocasiones puedes recordar que Dios haya cambiado los acontecimientos para salvarte de algo malo? Escribe cuántas veces Dios fue bueno contigo y no lo reconociste plenamente; cuántas veces lo hizo cuando aún estabas en pecado antes de tu conversión; recuerda las circunstancias para que te volvieras a Él. Pon en tu lista todas las veces que Él ha hecho misericordia contigo desde que te convertiste. ¿Cuántas veces ha sido tu ingratitud tan grande que correrías a esconder la cara lleno de vergüenza?

2. Falta de amor a Dios. Escribe todas las veces que recuerdes que no le diste a Dios el ferviente amor que se merece. Piensa como te sentirías si descubrieras la más mínima inconstancia en el amor que te tiene tu marido, tu esposa o tus hijos; ¿qué pensarías si vieras que alguien más se ganaba sus corazones, sus pensamientos y su tiempo?; ¡Tendrías celos muy justificados! Dios es un Dios aún más celoso. ¿Has puesto tu corazón en otros amores y lo has ofendido a Él con tu adulterio?

3. Descuidar la Biblia. Escribe las veces en que por días, semanas o meses has despreciado la Palabra de Dios. Las veces que no leíste ni un capítulo, o en las que, si lo leíste, lo hiciste dé tal manera que fue más desagradable para Dios que si no lo hubieras leído. Muchas personas leen el capítulo, pero de tal forma que no pueden decir que fue lo que leyeron; ponen tan poca atención a lo que leyeron que en la noche no recuerdan lo que vieron en la mañana. Esto demuestra qué poco entra a su corazón lo que leen. ¿Si estuvieras leyendo un libro o una revista que te gusta no recordarías que fue lo último que leíste? El hecho de que no recuerdes el tema que leíste demuestra que lees por obligación, más que por amor o por reverencia a la Palabra de Dios. La Palabra de Dios mide tu obediencia. ¿La consideras tan poco importante que olvidas lo que leíste? Sí este es el caso, no es de sorprender que vivas tan superficialmente y que tu vida espiritual sea un fracaso tan miserable.

4. Incredulidad. Enumera las veces que virtualmente has acusado de mentiroso al Dios verdadero a causa de tu incredulidad en sus promesas y estatutos. Dios promete dar el Espíritu Santo a todo aquel que se lo pida, ¿has creído esto?, ¿Has esperado que envíe el Espíritu Santo cuando se lo has pedido? ¿No has pensado en tu corazón “no lo creo”? Dios ha hecho la promesa de Su Espíritu y tú dices que miente.

5. Descuidar la oración. Anota las veces en que has dejado la oración privada, la familiar, o no has ido a las reuniones de oración. Cuenta las veces en que has orado de tal manera que has ofendido más a Dios que si no hubieras orado.

6. Descuidar los medios de gracia. Las veces que has puesto excusas tontas para no asistir a las reuniones, o cuando has descuidado o despreciado los medios de salvación, porque te disgustan tus obligaciones espirituales.

7. La forma en que cumples tus obligaciones espirituales. Sin amor, sin fe, con una actitud impía, de tal manera que fueron solamente palabras de labios. Las veces en que “hiciste tus oraciones” de manera tan indiferente y superficial que a los cinco minutos ya no te acordabas que habías orado.

8. Falta de amor por la gente que te rodea. ¡Mira que poca compasión has tenido por tu familia y por tus amigos! Te quedas parado viéndolos irse al infierno y no parece que te importe. ¿Cuánto tiempo ha pasado sin que pienses cual es su condición, o sin que hayas hecho una oración sincera por ellos, o a la mejor sin ni siquiera haber anhelado su salvación?

9. Falta de interés por los perdidos. Tal vez ni siquiera te has interesado en saber de ellos, ni siquiera te has interesado en que pasa en otras regiones del mundo. Piensa cuando realmente te has interesado en los perdidos y en su salvación. Considera que tan grande es tu deseo de que se salven, piensa cuanto te has negado a ti mismo para que les llegue el Evangelio. ¿Te has negado tus pequeños lujos por ellos?, o ¿te has acomodado en tu modo de vida y no te has dispuesto a pasar el menor inconveniente por ellos? ¿Oras diariamente en tu oración privada por ellos? ¿Asistes a reuniones de oración para orar para que se salven? ¿Apartas algo cada mes de tu dinero para mandar a las misiones? Si no haces estas cosas, y si no agoniza tu alma por los perdidos, entonces eres hipócrita, ¿Cómo pretendes ser cristiano? Él llamarte cristiano es un insulto a Jesucristo.

10. Descuidar tus obligaciones familiares. ¿Cómo vives delante de ellos? ¿Cuánto oras por ellos? ¿Qué ejemplos les has dado? ¿De qué manera los has enriquecido espiritualmente? ¿Qué obligación no has descuidado con ellos?

11. Descuidar tu propia vida. Las veces en que te has afanado por tus obligaciones y no se lo has confesado a Dios. ¿Cuántas veces has sido descuidado con tu comportamiento y has pecado delante de incrédulos, de la iglesia y de Dios?

12. Descuido en velar por los hermanos en Cristo. ¿Cuántas veces has descuidado tu obligación de cuidar de ellos delante del Señor? ¿Qué sabes de sus vidas espirituales? ¿Te preocupas? Y sin embargo, Dios te une a ellos para que cuides su vida espiritual. ¿Que has hecho para tratar de conocerlo?Repasa la lista y cuantas veces encuentres que has descuidado alguna obligación escríbela. ¿Cuántas veces has visto que se enfríe su relación con Cristo en alguno de ellos sin decir nada? Los has visto en una responsabilidad y en otra y no los has corregido con amor. Los ves caer en pecado y todavía dices que los amas. ¡Qué hipócritas! ¿Podrías ver caer a tu esposa o a tu hijo en el fuego y quedarte callado? ¡No! ¿Qué piensas de ti mismo que dices que amas a los cristianos y a Cristo, y que los ves caer en desgracia y no le dices nada?

13. Descuidar el negarte a ti mismo. Muchos de los que se dicen cristianos pueden hacer cualquier cosa mientras que no les requiera que se nieguen a sí mismos pero, pídeles algo que requiera que se nieguen a sí mismos, y siempre dicen ¡eso es demasiado! Ellos creen que ya hacen mucho por Dios, pero no están dispuestos a renunciar a ninguna comodidad ni a ninguna conveniencia por causa del Señor. No están dispuestos a padecer con gusto alguna afrenta por servir a Cristo, ni están dispuestos a renunciar a los lujos de la vida para evitar que el mundo se vaya al infierno.

Están muy lejos de pensar que el negarse a sí mismo es la condición del discipulado, y ni siquiera saben lo que es negarse a sí mismo. No se han negado un adorno o alguna baratija por causa de Cristo o del Evangelio. ¡Este tipo de hipócritas pronto estarán en el infierno! Algunos de estos dan de su abundancia, y dan mucho, pero inmediatamente se quejan porque los otros no dan más. En realidad, no dan nada que necesitan, solo dan de lo que les sobra. Una mujer pobre que de $5 ó $10 al mes se niega más a sí misma que ellos dando miles.

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